lunes, 18 de enero de 2010

El triunfo de la voluntad

En ocasiones, se da una sucesión de hechos, que algunos llaman casualidad, los astrólogos llaman alineación cósmica, los exégetas denominan lo que está escrito, y la gente de a pie lo llama, simplemente, puta coña peluda. Y es que, amigos míos, hemos terminado líderes, campeones de invierno, hemos sembrado nuestra hegemonía sobre el mármol veteado de nuestro colegio.



Ahora, voy a pasar a analizar los ingredientes que han conformado la receta del éxito.
1.- La alimentación: Una máquina no funciona sin combustible. Nuestra gasolina, amigos, se basa en una combinación de un elemento sólido y uno líquido. Cerveza de 98 octanos y un pulpo Súper en una estación de servicio situada al final del malecón. ¡Paco, lleno por favor!
2.- El buen rollo: De nada serviría ser primeros, si no lo hubiésemos pasado genial antes, durante y después de cada partido. Las risas son una constante a pesar de la derrota y eso hace que los Sábados que no hay partido de los Krankos, sean un poco más parecidos a un Jueves tonto.
3.- La calidad: Atesoramos en nuestras botas una técnica que muchos equipos de primera desearían para ellos. En ocasiones se ha visto jugadas de un alto valor estético, y lo digo yo, que tengo una posición privilegiada, porque además de veros los culitos, veo a pie de pista unas piernas que, en ocasiones, crean momentos de gran fútbol.
4.- La cantidad: Muchos quebraderos de cabeza nos han dado los cambios, pero los números hablan por sí solos. Creo que lo hemos llevado de la mejor manera posible. Bendito problema.
5.- Los cojones: La casta, la raza (blanca), el coraje, el tesón, el no dar un balón por perdido, el querer meter el décimo gol, el juego duro dentro del fair play, el apelar a la épica.

Todo esto y mucho más, conforma el equipo llamado a ser leyenda. Los Krankos.
Leni

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El sábado sólo faltó el trenecito previo al partido...
Chicos, es un placer jugar en los Krankos.
Mantuvimos mucha unión, fuimos constantes y nos animábamos en cada balón. Somos un ejemplo como equipo. Que siga así.
¡Un abrazo Krankos!

Paul Spleen dijo...

Sí, nenicos, un gran partido. Éramos como el New Team contra el equipo aquel que llevaba un pinganillo, y además un auricular por el que les hablaba un ordenador y les decía lo que tenían que hacer para ganar. Al principio, nos descolocaron con su portero-delantero. Quiero felicitar a Mario por cómo se meneó. Y por cómo basculó constantemente.

¿Marqué? No. ¿Luisete marcó? Casi… :S

Gracias a la Riefenstahl por esta maravillosa entrada.