Fin de una temporada magnífica

Si Florentino, sabedor de la gran temporada que han perpetrado los Krankos, hubiese pedido permiso al hermano Hilario para enviar uno de sus ojeadores que completase el proyecto de Mourinho, seguramente hubiese despedido al tipo que le dio la información, ya que esta liguilla no hemos sido nosotros.
Castigados por las lesiones, como en aquel mítico capítulo de los Simpsons en el que Burns intenta hacer un equipo de baseball (referencia a Mario), marcados por dudosos arbitrajes, moral y físicamente tocados, hemos rozado el sueño de jugar una temporada en primera, la cual, a pesar de la posibilidad de que acabase siendo un añito en el infierno, hubiese supuesto una alegría para los que que jueguen y un honor para los que os seguiremos en la distancia.
Sin embargo, no debemos dejar que un pequeño borrón nos empañe la mejor temporada que han conocido los Krankos desde que un servidor recuerda. Es posible que hayamos alcanzado nuestro momento de mejor juego con unas rachas de victorias que hacían que nuestros rivales deseasen no encontrarse contra "los de amarillo" pues sabían que suponía una derrota segura. De hecho, creo que hemos ganado a todos los equipos al menos una vez, demostrando así que lo del final de temporada ha sido más demérito nuestro que mérito de los rivales.
Si nos remontamos al principio de temporada, todos hubiésemos firmado por estar en mayo jugando por el ascenso a primera.
En definitiva. Voy a echar de menos los nervios de los viernes previos a un partido, me acordaré de ese cubata que no me tomaba a las 4 de la mañana para llegar fresco, la incertidumbre de llamar a casa de Pol a 20 minutos del comienzo y la alegría de bajar por las escaleras de los maristas buscando camisetas amarillas. Ha sido un verdadero honor haber jugado con todos y cada uno de ustedes, ha sido un honor haber tenido una entrada VIP para ver momentos de gran fútbol, ha sido un honor ser un Kranko.
Aúpa Krankos.
Hasta pronto.